Hace rato que no posteo nada. Estuve muy a ful todo este tiempo, pero ahora creo que tengo algo que decir.
Después de tantos tiempos caóticos, mi vida empieza a estabilizarse un poco. Por lo menos ya sé dónde vivo, que no es poco. Por suerte tuve muuuucha ayuda, por mi situación laboral y por mis seres queridos. De todas formas esto no quita lo que voy a expresar ahora.
Estuve meses sin mi mesita de luz.
Estuve meses sin un baño que sintiera realmente propio.
Estuve meses sin acceder a MI pc de manera regular, y a todos los objetos que siempre me acompañaron.
Por eso, me acostumbré a vivir con lo puesto (en un sentido amplio). Y la verdad que no está mal. La verdad es que ni tiempo tengo de reparar en lo viejo, entonces ¿para qué conservarlo? Por supuesto que está todo ahí, esperando, pero me pregunto si alguna vez voy a volver a tener tiempo de revisar esas cosas.
La paradoja que me surge es que si estoy a pleno es porque la vida vale la pena, pero no hay tiempo para la elaboración de lo que se vive, que es imprescindible. Por otro lado, la situación estática que permite la elaboración de lo sucedido es como la muerte, algo que va en contra de la producción, del avance. ¿Casi se podría decir que esta paradoja es la que enfrenta gran parte de la humanidad?
Pero hay algo que es lo único que extraño, todo lo demás son supercherías, cosas superfluas. Es a ella. A ella nada más es lo que necesito, como Drexler, pero cambiando guitarra por computadora.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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