Te amo, luego existo

Tal vez la capacidad de convivir con contradicciones es lo que nos permite encontrarle sentido a una existencia que no parece tenerlo. Será por eso que las cosas maravillosas muchas veces poseen una contradicción interna muy profunda.

Así es tu pureza. Por un lado te hace lo más frágil, delicado y sensible jamás imaginado, pero por otro lado te otorga una fortaleza imbatible. Como la sonrisa de un bebé, que se desvanece de manera impredecible ante el menor cambio de su entorno, pero que a su vez puede extraer todo el odio del corazón más ennegrecido.
De ahí mi oscilación entre un profundo deseo de cuidarte, por un lado, y el hacer uso de la energía y alegría que tu amor me inyecta, por otro.

Si nuestra existencia está minada de contradicciones irresolubles, y el amor nació como un destilado que logra encontrarles sentido; entonces vos sos amor puro, porque le das sentido a mi vida.
Por lo tanto sos mucho más que hermosa, buena y maravillosa, porque estás más allá. Sos la que hace que estos conceptos tengan sentido y signifiquen algo. ¿Qué es la belleza si no estás vos al lado para ser hermosa? Nada.

Te pienso y todos mis sentimientos se cristalizan en mil cuentas de colores. Desprolijas, obscuras y dispares algunas, y otras brillantes, cortantes o redondeadas. Esas cuentas implosionan después en una gema. Esa gema es el amor que siento por vos, y tengo la suerte de que vos la consideres preciosa. Pero no te engañes, es tu luz tan especial la que la hace brillar así.

Tu sonrisa, tus sentimientos, tus intensiones, tu belleza y tu voz me hacen sonreír y deleitarme de alegría permanentemente, incluso cuando no estás.

Palabras, palabras y más palabras, todas tratando de explicar algo que no necesita de ninguna explicación. Simplemente TE AMO.
Y profundamente. TE AMO.