Una vez a los 15 aprox. le dije a mi viejo:
- Si lo superaste tanto al abuelo, que abandonó la primaria en 6to, y vos tenes más títulos que paredes, ¿me querés decir cómo voy a hacer yo para superarte?
Hizo un silencio, puso cara reflexiva y me contestó mirando al horizonte
-Los avances son relativos... ojalá yo fuera la mitad de lo que era el abuelo, que sin la primaria y probando suerte en Buenos Aires en bolas a los 30 años, terminó con su empresa de mudanzas.
Hoy, honestamente creo que el único salto cualitativo que dí yo en mi generación es que, más allá de desarrollarme más o menos profesionalmente, yo sí me siento plenamente feliz y puedo disfrutarlo. Y esa es la única tradición que inicio y espero que mis hijos sigan.