dejaba un vacío que se perpetuaba hasta abarcarlo todo. Desde las necesidades más viscerales hasta el pensamiento más puro. Desde la cama hasta la heladera. Desde el sonido del silencio hasta el obscuro de todas estas luces apagadas. Desde la falta de aseo de la cocina, el pasto largo sin pisadas, hasta mi propia falta de higiene.
QUÉ BUENO QUE NO SE VA NUNCA MÁS!!!!
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