Y a esto es a lo que quería llegar con el post anterior. La sociedad occidental capitalista se puede atribuir muchos logros positivos, eso no hay que negarlo. Pero pienso que el mayor y más perverso logro del capitalismo como sistema que desea perpetuarse es algo profundamente perjudicial para nosotros. Esto es, el hecho de haber logrado incrustar hasta en lo más profundo esa apatía y nihilismo que hacen del "sálvese quien pueda" la regla normal a seguir. El nivel de alienación que se vive es el síntoma de que se logró inponer como costumbre social la idea de que ninguna costumbre puede ser cambiada, que a nivel macro no tenemos el menor control sobre lo que nos rodea y que por lo tanto lo único que se puede hacer es tratar de sobrevivir mirando el propio ombligo.
Logró atacar la raiz de todo cambio. Como el HIV, que en lugar de ser una enfermedad per se ataca de raiz la capacidad de enfrentar enfermedades. Así hizo el capitalismo, mientras se construía su realidad social, logró imponer como realidad social la total incapacidad del cambio en la realidad social, quedando la misma librada al azar, a las corridas y a los tejemanejes de los poderosos.
Ojo, no es que diga que es el fin de la historia, si no que el cambio va a requerir de condiciones catastróficas donde las necesidades sean tales que el "sálvese quien pueda" sea inaplicable porque la gran mayoría no va a tener manera de salvarse individualmente.
P/D: Si alguien sabe qué libro de Foucault, o de quien sea, me puede ayudar a entender mejor esto, por favor comentarlo.
miércoles, 25 de febrero de 2009
domingo, 22 de febrero de 2009
Contrución Social
Costumbre y acciones cuya efectividad está totalmente basada en que se acepten y realicen colectivamente hay a patadas (como dejar propina, ver post anterior). De hecho, la construcción de la realidad social, según Searle, se basa ni más ni menos que en estas costumbres acatadas por todos.
Algunos ejemplos son:
- Darle monedas a un nene que pide en el tren (que es supuestamente explotado).
- Salir a un cacerolazo o cualquier manifestación popular (claramente funciona cuando TODOS lo hacen).
- No dejar residuos por ahí.
- El dinero: el uso de unos papeles a los que se les atribuye un valor determinado, que en la actualidad no tienen ni siquiera un respaldo material.
Incluso hay construcciones sociales cuya existencia se basa en la de otras construcciones sociales más terrenales, y así ad-infinitum.
Por supuesto, lo difícil es entender por qué algunas pegan y otras no; y por qué una vez establecidas a veces estas costumbres son tan difíciles de cambiar, incluso cuando son claramente perjudiciales para la sociedad en su conjunto.
Una conducta a nivel personal puede no cambiar nada si los demás no la siguen, pero precisamente porque todos piensan así es que nadie cambia la costumbre y por lo tanto permanece en el tiempo. Y hay ejemplos mucho más dramáticos que los de arriba, como el silencio derrotado de los pobres y la inactividad de la clase media temerosa, frente a la desnutrición infantil. Si todos actuaran conjuntamente todo funcionaría, el problema es que nadie sigue el ejemplo debido a una apatía y nihilismo inherente a los tiempos en los que vivimos.
Algunos ejemplos son:
- Darle monedas a un nene que pide en el tren (que es supuestamente explotado).
- Salir a un cacerolazo o cualquier manifestación popular (claramente funciona cuando TODOS lo hacen).
- No dejar residuos por ahí.
- El dinero: el uso de unos papeles a los que se les atribuye un valor determinado, que en la actualidad no tienen ni siquiera un respaldo material.
Incluso hay construcciones sociales cuya existencia se basa en la de otras construcciones sociales más terrenales, y así ad-infinitum.
Por supuesto, lo difícil es entender por qué algunas pegan y otras no; y por qué una vez establecidas a veces estas costumbres son tan difíciles de cambiar, incluso cuando son claramente perjudiciales para la sociedad en su conjunto.
Una conducta a nivel personal puede no cambiar nada si los demás no la siguen, pero precisamente porque todos piensan así es que nadie cambia la costumbre y por lo tanto permanece en el tiempo. Y hay ejemplos mucho más dramáticos que los de arriba, como el silencio derrotado de los pobres y la inactividad de la clase media temerosa, frente a la desnutrición infantil. Si todos actuaran conjuntamente todo funcionaría, el problema es que nadie sigue el ejemplo debido a una apatía y nihilismo inherente a los tiempos en los que vivimos.
Propina
Tengo un amigo que está en contra de las propinas y no las da. Me acuerdo cuando me lo contó, un día cuando llegó la cuenta de una birra con manices. Mi primera reacción instintiva fue "jijodebuda, qué canuto". Después me explicó haciéndome reflexionar. Sólo los trabajos relacionados con las últimas tareas que realizaban los esclavos reciben propina: transportar a alguien y servir comida. De ahí se heredó la costumbre.
Y pensemos hoy en día en el dueño de un bar diciendo: "el sueldo es así de bajo porque sacás otro tanto con las propinas." ¿Por qué vamos a aceptar como válido algo tan despreciativo como que la remuneración de alguien (o al menos en parte) dependa del buen humor del tipo al que le sirve? Conclusión: mi amigo tiene razón, hay que luchar contra la propina. Que al camarero, repartidor, etc; le den un sueldo digno que no esté librado a la buena voluntad de una vieja de mierda o un boludo malhumorado. Si hace mal su laburo, que lo echen y listo.Pero entonces qué hacer? Si UNO no deja propina no cambia nada y al único que perjudica es justamente a un espécimen de la población a la que pretende ayudar: el mozo o camarera. Si TODOS dejamos propina estamos perpetuando esta costumbre nefasta.
Es decir la clave está, como siempre, en que TODOS y no UNO, dejemos de dejar propina.
Y pensemos hoy en día en el dueño de un bar diciendo: "el sueldo es así de bajo porque sacás otro tanto con las propinas." ¿Por qué vamos a aceptar como válido algo tan despreciativo como que la remuneración de alguien (o al menos en parte) dependa del buen humor del tipo al que le sirve? Conclusión: mi amigo tiene razón, hay que luchar contra la propina. Que al camarero, repartidor, etc; le den un sueldo digno que no esté librado a la buena voluntad de una vieja de mierda o un boludo malhumorado. Si hace mal su laburo, que lo echen y listo.Pero entonces qué hacer? Si UNO no deja propina no cambia nada y al único que perjudica es justamente a un espécimen de la población a la que pretende ayudar: el mozo o camarera. Si TODOS dejamos propina estamos perpetuando esta costumbre nefasta.
Es decir la clave está, como siempre, en que TODOS y no UNO, dejemos de dejar propina.
domingo, 8 de febrero de 2009
Pasará...
Pensando en un amigo que está en uno de esos momentos de la vida que a veces toca vivir. Más allá de las culpas, circunstancias, voluntades; el enamorado siempre sufre viceralmente las separaciones. Sobre todo porque nadie está exento de esa cuota de neurosis, con romanticismo y cinismo a la vez. Vuelta garantizado en la calesita del odio, ansiedad insoportable por revertir la situación, y la profunda tristeza por el amor perdido (que aunque pueda renacer, en cierta medida efectivamente se pierde para siempre).
Pero la esperanza en algún momento reaparece. Esta canción de Entre Ríos me recuerda eso. A la oscilación violenta entre la esperanza y la desolación desesperada.
Rimas
Qué alientos de vida,
qué fuegos de sol,
qué luz tan radiante cesa el amor.
Que ves a tus pies
un profundo abismo.
Tiemblas, tengo miedo,
ese es el olvido.
Allí está la cumbre
que miras un astro.
Me amas, te adoro, subimos, subamos.
Que ves una aurora fugitiva
y palida que sientes anhelo,
esa es la esperanza.
Que ves a tus pies
un profundo abismo.
Tiemblas, tengo miedo,
ese es el olvido.
Pero la esperanza en algún momento reaparece. Esta canción de Entre Ríos me recuerda eso. A la oscilación violenta entre la esperanza y la desolación desesperada.
Rimas
Qué alientos de vida,
qué fuegos de sol,
qué luz tan radiante cesa el amor.
Que ves a tus pies
un profundo abismo.
Tiemblas, tengo miedo,
ese es el olvido.
Allí está la cumbre
que miras un astro.
Me amas, te adoro, subimos, subamos.
Que ves una aurora fugitiva
y palida que sientes anhelo,
esa es la esperanza.
Que ves a tus pies
un profundo abismo.
Tiemblas, tengo miedo,
ese es el olvido.
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