martes, 22 de abril de 2008

Moral 1 - Una síntesis

Ya es hora de empezar a poner algo más serio en este blog. Algo que valga más la pena; que no parezca una observación de un capítulo de Seinfeld.

Desde pequeño busqué respuestas y cada pregunta sólo me llevó a más preguntas. Porque en cuanto se piensa algo por un rato, sea lo que sea, se cae en la cuenta de lo poco que se sabe sobre ese algo en cuestión.

Una de las cosas que desde siempre me aquejó fue la moral y la ética (sin saber realmente en qué se diferencian). Empezando a los 13-14 años, y con la inocencia de ese entonces, abordé el tema moral y político (pensando lo político como algo casi deducible de lo moral). No voy a explayarme en la cantidad de pelotudeces que pensé en los subsecuentes años, lo importante es que, como todo buen ignorante, arranqué con un convencimiento absoluto de lo que pensaba eran la verdad absoluta, que tenía las respuestas. Con el pasar del tiempo, de las charlas y de los libros; cada vez más me fui sumergiendo en un mar de incertidumbre.

Así estoy hoy en día. Me contento con saber distinguir a groso modo algunas cosas claras en las que baso el sistema de creencias que a su vez guían mis decisiones y acciones. En general se basan en la valoración del ser humano como ser consiente. En reconocer que hay cosas que son claramente malas, sin preocuparme mucho de porqué las considero malas. Por ejemplo, matar a un bebé es malo. Y ni siquiera pienso que eso sea malo por mayoría de votos de la población mundial, simplemente lo tomo como algo que es verdad y punto. Pero como todo, es una cuestión de grado. Si hay que asesinar a un bebe para salvar a media humanidad soy el primero en agarrar el cuchillo.

Es curioso, pero por más vueltas que le doy, siempre termino pensando que lo que hago es tratar de justificar con argumentos ad-hoc lo que a priori siento que está bien o que está mal. Tal vez tendría que callarme la boca, guiarme por mis sentimientos y ya. Este posteo se trata sobre esas racionaliaciones.

Hoy en día guío mis acciones, como todo el mundo supongo, basado en dos ideas totalmente antagónicas. El egoísmo y el altruismo. Pero con el tiempo me dí cuenta de que había una zona gris que no podía ser catalogada con ninguno de los nombres anteriores. Por eso es que hoy en día hay tres ideas que son la base de mi moral.

Para ser más preciso, pienso que mi moral consiste en la búsqueda de un equilibrio entre esos tres fines. Y lo que guía mi sensación de equilibrio son, nada más ni nada menos, que mis sentimientos (a veces moderados por mi razón). Algo más arbitrario que eso no conozco, pero es con lo único que cuento actualmente, lo lamento mucho.

El primer aspecto se basa en el principio básico de que el ser humano, como ser consiente de su propia existencia, es un fin en sí mismo. Es el aspecto más básico, que me indica que no está mal asegurarme cierto placer, pero en el amplio sentido, incluyendo la elevación espiritual generada por la adquisición de conocimiento, o la apreciación de una obra de arte.

Siempre me gustaron frases como:
"La capacidad de la conciencia de si mismo hacen del ser humano algo no desechable, digno de conservar". O también: "La capacidad de adquirir conocimiento y usarlo para guiar sus acciones hacen del ser humano algo que está más allá de lo arbitrario de su existencia. Porque es capaz de mejorar con el uso de la razón la porquería arbitraria que la evolución dictaminó que tenía que hacer". (También por eso es que pienso que no se deben buscar atajos en el conocimiento que impliquen cortocircuitos en un sistema que debería estar basado en la duda constante, como puede ser creer en dios por ejemplo).
Me gusta pensar que los placeres que busco se basan mucho en esto y en ciertos placeres más carnales, siempre que no entren en contradicción con lo anterior.

Pero esto de que "el ser humano sea un fin en sí mismo", rápidamente genera la idea del altruismo (es curioso como esa frase puede servir de génesis tanto para el altruismo como el egoísmo).

Esto nos lleva al segundo aspecto, a que indudablemente no podemos hacernos los boludos. Una vez asegurada una subsistencia razonable (y esta es la parte arbitraria, es decir, qué quiere decir acá "razonable"), debemos ayudar a que los demás la consigan.

Pero no contento con axiomas de ese estilo, por la pobreza a la que pronto nos llevan, terminé agarrándome de lo más discutible y librado a la interpretación de todo, esto es, la capacidad de sentir amor. Esto nos lleva al tercer aspecto, y aquí un ejemplo aclara más que mil explicaciones. Supongamos que tengo una novia a la que amo mucho. Naturalmente deseo con más ganas que le vaya bien a ella que a otro desconocido. Eso es una mezcla de las dos cosas, altruismo y egoísmo. Yo sé que ella también me ama, y me mima, etc, por lo que es totalmente egoísta querer que le vaya bien, porque su buen humor redunda en beneficios para mí, y eso yo lo sé. Pero por otro lado yo la amo, es amor puro y genuino, lo que me hace querer que le vaya bien por ella. Es decir, que ella sea feliz es un fin en si mismo aún más valioso que que le vaya bien al resto de la humanidad.

Para ir resumiendo, se podría decir que baso mi ética en tratar de manter un equilibrio entre tres amores muy distintos. El amor a mí mismo, el amor a mis seres queridos y el amor a la humanidad en general. Y para mantener ese equilibrio trato de guiarme por mi sentimientos.

Sin embargo, hace años ya que siento que no estoy para nada en equilibrio. Fui bastante afortunado en la vida, y pienso que de los tres aspectos, en el último, en el del altruísmo puro, es en el que estoy en rojo. Muchas veces trato de compensarlo tratando de extender mucho la parte gris, tratando de que gente que apenas conozca reciba algo de mi parte que contribuya a su felicidad, al menos un poquito. Pero sigo estando en rojo, y eso es algo que me perturba y no va a dejar de perturbarme.

No hay comentarios:

Cree Ud. que la ciencia pura que se investiga en la actualidad, con su producto más representativo, 'el paper', servirá en algún momento para algo?